CONTEXTO
La educación es inherente a la socialización y al desarrollo de la cultura; esto es así, en cualquiera de los grupos humanos que habitamos en este planeta. Por consiguiente, siempre ha habido algún tipo de educación. Pero la escuela y los sistemas educativos responden a condiciones, situaciones e intereses distintos, pocas veces derivados de un propósito común, aunque se propongan como tal. Incluso dentro de las organizaciones sociales que comparten territorios establecidos como países o estados la educación, y los procesos educativos escolarizados, pueden tener características diferentes. De ahí que cualquier cosa que tenga que ver con el entorno natural no puede comprenderse en toda su complejidad si la variable educativa, en sus dos dimensiones, queda fuera del análisis histórico, presente y prospectivo que se realice.
TRASFONDO HISTÓRICO
No hay que buscar demasiada información para saber que la historia de la tierra no es necesariamente la historia del ser humano, pues la ciencia se ha encargado de mostrar que nuestra presencia en este planeta es muy reciente. De los aportes de las diferentes teorías y experimentos que procuraron explicar cuál era el contexto inicial de nuestro planeta, y cómo cambió, se concluye que pasaron millones de años hasta que las condiciones del aire, el agua y la corteza terrestre hicieron posible la vida tal como hoy la conocemos.
En ese proceso evolutivo, marcado por la trasformación, los mayores agresores del medio ambiente no fueron los humanos, pues terremotos, glaciaciones, deslizamientos, incendios, maremotos, inundaciones o erupciones volcánicas, modificaron el escenario sin previo aviso ni posibilidades de intervención para prevenirlos o mitigar sus efectos. Todos esos fenómenos, aun con la tecnología disponible, son prácticamente impredecibles y sus efectos continúan afectando el ambiente
Una vez estabilizado aquel contexto, los primitivos grupos humanos dedicados preferentemente a la recolección, y la caza y la pesca para sobrevivir, pasaron de un primer nivel de adaptación, que podríamos denominar como simple, a otro con sucesivos niveles de mayor complejidad. De esto dan cuenta cientos de investigaciones arqueológicas y antropológicas de las que se puede concluir que, en términos generales, la relación entre los seres humanos, y el ambiente, no mostraba signos de afectaciones relevantes; es decir, más allá de las que provenían de la misma naturaleza del planeta.
Sin embargo, en el transcurso de siglos y milenios, la realidad hoy muestra signos visibles de deterioro de la Geósfera, Litósfera y Atmósfera; todos vinculados con la que se formó de último: la Biosfera, y aquí es donde entramos en escena nosotros: los Sapiens.
La transformación de los grupos primitivos, producto de la creación del lenguaje, y estructuras cerebrales que permitieron el desarrollo de la imaginación y la creatividad, así como la generación y acumulación de conocimiento, dieron lugar a un primer período en el que el ser humano comenzó a impactar su entorno cada vez con mayor intensidad y celeridad. A todo esto, contribuyeron más adelante: la revolución agrícola, el aumento de la población, la urbanización, y el desarrollo científico y tecnológico, principalmente a partir de la Revolución Industrial. Y entonces, todo cambió.
CONTAMINACIÓN AMBIENTAL Y COMBUSTIBLES FÓSILES: EL PETROLEO
Como ejemplo de uno de los factores que más han contribuido a la contaminación ambiental y al cambio climático, puede mencionarse el aumento en la utilización de una fuente energética: el petróleo, pero con un uso distinto. Ahora, serviría para alimentar un nuevo invento: el motor de combustión interna. Inmediatamente se transformaron los medios de transporte que, hasta ese momento, dependían de la fuerza humana, animal, la leña o el carbón. Ahora, este combustible junto al aumento del uso de la electricidad desde finales del siglo XIX, dieron paso a una forma distinta de relación entre los grupos humanos, y también, con el ambiente. Pero el petróleo no se utilizó solo como combustible, y tampoco se previeron las consecuencias de semejante transformación.
Tal como plantean Heying y Weintsein, (2022) la novedad, y sus diversas aplicaciones y beneficios, ocultaron lo que ahora es un gran problema: los perjuicios de la contaminación en el planeta, a mediano y largo plazo, y sus consecuencias para la biodiversidad.
Para acortar esta primera parte, y solo por mencionar una de las consecuencias más relevantes de este giro en la historia de los seres humanos, se puede afirmar que, a partir de la Revolución industrial, y con mayor preponderancia desde finales del siglo XIX hasta hoy, los resultados de la explotación y utilización de los derivados del petróleo alcanzan una cifra que excede los 300,000 productos. Como resultado de la producción, comercialización, y disposición de dichos productos, la contaminación de aire, tierra, y el agua de mares y ríos es evidente; y sigue aumentando cada día.
UNA MIRADA SOBRE PANAMÁ
En Panamá, de esto dan cuenta diferentes reportajes televisivos desde las primeras lluvias en la temporada de invierno cuando puede observarse como la corriente de los ríos arrastran tales deshechos, principalmente en las áreas más pobladas.
Como muestra de su impacto en Panamá, Mi ambiente anunció en septiembre del año pasado (2024)que la jornada de limpieza organizada por esta institución 35 toneladas de desechos plástico, solo en las playa.s de Panamá Viejo y Costa del Este. Pero eso apenas es una pequeña cantidad si se compara con las 191,590 toneladas de ese tipo de residuos generados en nuestro país el año anterior, según el Banco Interamericano de Desarrollo. En ese mismo informe se menciona que Panamá ocupa la tercera posición entre los países que más restos de material plástico generan en América Latina.
LA SIMBIOSIS NECESARIA
Y la educación y la cultura, ¿ Qué tienen que ver? Pues todo. La educación es inherente a la socialización y al desarrollo de la cultura; esto es así, en cualquiera de los grupos humanos que habitamos en este planeta. Por consiguiente, siempre ha habido algún tipo de educación. Pero la escuela y los sistemas educativos responden a condiciones, situaciones e intereses distintos, pocas veces derivados de un propósito común, aunque se propongan como tal. Incluso dentro de las organizaciones sociales que comparten territorios establecidos como países o estados la educación, y los procesos educativos escolarizados, pueden tener características diferentes. De ahí que cualquier cosa que tenga que ver con el entorno natural no puede comprenderse en toda su complejidad si la variable educativa, en sus dos dimensiones, queda fuera del análisis histórico, presente y prospectivo que se realice.
La problemática ambiental que enfrentamos en el siglo XXI, es el resultado de una acumulación histórica plagada de indiferencia, desconocimiento del carácter sistémico de la relación entre las características de nuestro planeta y la biodiversidad, así como del grado de dependencia que esta tiene respecto de esa condición. Y es aquí donde parece que los seres humanos hemos perdido de vista que, independientemente del grado de desarrollo científico y tecnológico, del modelo económico y el lugar que habitemos, dependemos totalmente del planeta y sus condiciones para sobrevivir en el futuro.
De acuerdo con lo anterior, no es correcto dejar a la escuela la responsabilidad por la educación ambiental, pues antes está la que forma parte de la cultura de los grupos humanos cuya expresión se encuentra en la sociedad y sus instituciones; la escuela es sólo una de éstas. Las prácticas del día a día, son el primer contenido cultural y educativo que aprenden los niños en su entorno inmediato desde que nacen: lo que hace la familia, las personas más cercanas, lo que ellos pueden observar o lo que transmiten los diferentes entornos, cercanos o no, en los que se mueva durante su vida. Y en ese trayecto es obligación de la sociedad el cuidado del hábitat; tanto el propio por su origen, como el más amplio, es decir el de nuestro planeta.
A la escuela, en todos sus niveles, le corresponde contribuir a difundir el conocimiento científico, y favorecer la comprensión de las consecuencias negativa, y los peligros que se derivan de la interacción de los humanos con la naturaleza; por lo menos, eso es lo que se mandata en la Constitución Nacional, la Ley 10 que establece la educación ambiental como una estrategia (1992), La ley General del Ambiente de 1998, y la Ley de Educación Ambiental (2014).
En las disposiciones establecidas se evidencia con claridad que la preocupación por el ambiente ocupa la atención de diferentes administraciones gubernamentales desde hace más de 30 años. Entonces, ¿Por qué la evidencia muestra diariamente que no se han generado cambios significativos en la actitud de la población respecto del impacto individual y colectivo que tiene no atender las señales que advierten sobre los riesgos ambientales que entraña despreciar las advertencias sobre nuestro comportamiento con el entorno natural en todas sus esferas?
CONSIDERACIONES FINALES
Aunque faltan investigaciones que muestren con mayor precisión las causas de ese desastre, es innegable que la educación en general y la educación escolarizada en partículas están en la base de la situación en que nos encontramos respecto de nuestra relación con nuestro entorno natural y artificial. Claro que ayuda ocuparse de situaciones o problemas específicos vinculados con la protección del ambiente, pero no es suficiente, pues cada una de esas afectaciones forman parte de una problemática más compleja.
De ahí que recoger envases de plástico, y evitar que lleguen al mar, es una parte de la tarea, pero de poco sirve si la disposición final culmina con la incineración sin advertir el costo de este procedimiento. El resultado es la contaminación del entorno con diferentes tipos de sustancias peligrosas para los seres vivos entre las que se encuentran.
…dioxinas, furanos, mercurio y bifenilos policlorados (PCB)…las dioxinas,…son carcinógenos conocidos y pueden causar problemas reproductivos y de desarrollo, dañar el sistema inmunitario, e interferir con las hormonas… (Plastic for Change, 2024)
Que se recojan los plásticos como una actividad periódica realizada por diferentes organizaciones, miembros de la comunidad o en las escuelas, sólo es el primer paso; lo que realmente importa es el conocimiento científico de lo que significa quemar los plásticos y los riesgos inherentes para la salud de los seres vivos.
En este sentido, son los procesos educativos, escolarizados ó no, orientados a un aprendizaje consecuente con la disminución de los riesgos ambientales la opción más inteligente. Y en este proceso nos va la vida.
-REFERENCIAS
-Autoridad de Turismo de Panamá (2024) https://www.atp.gob.pa/35-toneladas-de-desechos-fueron-recolectados-en-la-gran-limpieza-de-playa-en-panama-viejo-y-costa-del-este/
-Heying Heater y Bret Weintein (2024). Guía del cazador recolector para el siglo XXI. Editorial Planeta Mexicana.S.A. de C.V.
-Plastic for Change (2024) ¿Es posible eliminar los residuos plásticos mediante la quema?
https://www.plasticsforchange.org/blog/can-plastic-waste-be-disposed-of-by-burning
–Rodríguez-Vargas, Ariel Proyecto Primates. (2025) El espejismo del reemplazo del plástico. 07 de Junio de 2025, en La Estrella de Panamá. https://proyectoprimatespanama.org/archivos/3578